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Cultura y tradiciones venecianas
El pueblo de Venecia se ha caracterizado a través de los años por rescatar y mantener vivas las tradiciones relacionadas con el boyeo, tanto en el nivel regional como nacional. Las actividades culturales que se realizan en la comunidad son: el sesteo, el convite y el desfile de boyeros. Estas se realizan anualmente entre viernes y domingo, en una semana específica a finales de enero o a principios de febrero.
La salvaguarda de este patrimonio es vital para la conservación de las raíces culturales de los venecianos y los costarricenses en general, por lo que el apoyo a dichas actividades es de suma importancia para la herencia a las futuras generaciones.
El sesteo

Durante los descansos tomados por los boyeros al mediodía y al caer la noche, se multiplicaban diversas interacciones sociales en el pueblo. Al calor de campamentos improvisados a la orilla del camino surgían conversaciones e interpretaciones musicales que, en conjunto con la comida preparada al fogón por las esposas e hijas de los boyeros, formaban parte esencial de esta tradición. Las esposas y las hijas de los boyeros eran acompañantes habituales en las travesías.
Los sesteos se convirtieron en espacios de reposo y sitios para pasar la noche. La fraternidad, camaradería y la narración de relatos y anécdotas de viaje alrededor de la fogata caracterizaron la tradición. Asimismo, el descanso era aprovechado para desenyugar a los bueyes y alimentarlos. Durante este actividad, los animales gozaban de periodos de recuperación y recibían diferentes tipos de atenciones.
El convite
Convidar es el acto de pedir a otra persona que participe de un acontecimiento o festividad, así como también es un acto de agradecimiento en el que se intercambian gestos de gratitud entre los asistentes.
Tradicionalmente y previo a la celebración de las fiestas patronales de cada localidad, se realizaba una visita a pueblos vecinos para invitarlos a las celebraciones. El convite boyero de Venecia antecede al sesteo y al desfile y es una actividad especialmente veneciana, pues la comunidad retomó esta tradición en su sentido originario para garantizar su preservación.
El convite consiste, entonces, en una sucesión de visitas muy festivas organizadas en las casas de vecinos de un mismo barrio que se amenizan con música, coplas y retahílas que alegran el caer de la noche. La entusiasmada familia anfitriona comparte con la multitud su cuchara con agasajo y, alguna vez, con mucho decoro, un trago de guarito artesanal. Todo esto tiene lugar anualmente en diferentes lugares dentro del distrito y suele dedicarse a un boyero de la localidad visitada. La fiesta termina, muy por lo alto, en la casa del boyero homenajeado.

Desfile de boyeros
El 2 de febrero de 1950 se realizó el primer desfile de boyeros y ese quedó marcado en la historia de la comunidad por corresponder con la celebración de la Fiestas Patronales en honor a la Virgen de la Candelaria. Los boyeros desfilaban en las calles alrededor de la iglesia y llevaban sus carretas llenas de materiales como madera para donar a la iglesia.
Tras varios años de ausencia, el desfile se retomó en 1980 con el objetivo de exhibir lo mejor de las yuntas y continúa hasta la actualidad. En 1998 el Desfile de Boyeros de Venecia fue declarado de Interés Cultural y este hecho resaltó la importancia de la triada boyero, boyeros y carreta representada en el desfile.

Tradiciones religiosas

En 1946 se inició la construcción del nuevo templo promovido por el Padre Fernando Ramírez. Aunque fue necesario suspender las obras por razones financieras, en 1960 se da por finalizada la construcción de la iglesia. Esto fue posible por la colaboración de una gran cantidad de boyeros que, junto con sus carretas y sus yuntas, trasladaron madera desde lugares lejanos y cooperaron con otras labores. La iglesia fue inaugurada en octubre de este mismo año y gracias a esta participación conjunta, la comunidad tiene un arraigo significativo por la iglesia.
En la edificación se utilizaron materiales como madera de cedro para la estructura y láminas de metal para forrar el exterior. Este forro de metal constituye una particularidad en la construcción de esta iglesia. Por su parte, las campanas que aún están en las torres de la actual iglesia fueron encargadas en 1938 y traídas desde Alemania en 1940, aproximadamente. En un inicio, estas se colocaron en la primer iglesia de Venecia y luego se trasladaron a la iglesia actual. Las campanas tienen grabadas la fecha, el lugar y sus respectivos nombres: Carlota y Candelaria (en honor a la Virgen).